viernes, 21 de diciembre de 2012

Estreñimiento en bebés y niños pequeños

Para entender el estreñimiento y los diferentes tipos que pueden aparecer, es importante comprender como funciona el aparato digestivo del niño/a. Especialmente en los lactantes el número de deposiciones puede variar, produciéndose varias evacuaciones al día o sin producirse durante 2-3 días.
Tras la digestión de los alimentos en el estómago, el contenido pasa al intestino delgado y posteriormente al grueso  donde se siguen produciendo procesos de absorción y disolución de las sustancias. Como vamos a hablar del estreñimiento, me voy a centrar en el proceso que se produce en el intestino grueso.



 El intestino tiene un movimiento llamado peristaltismo que empuja el quimo (las futuras heces) hacia el exterior (en dirección al ano) con movimientos rítmicos  de contracción en forma de olas que siguen la dirección de las agujas del reloj. Este movimiento es involuntario y está generado por una serie de reflejos (entre ellos, el reflejo gastrocólico) que indican la necesidad de vaciado del estómago y dan la señal para que comience el proceso de aprovechamiento y eliminación de las sustancias digeridas.


En los bebés, debido a su inmadurez, este movimiento está alterado, produciéndose contracciones involuntarias y asimétricas (generalmente dolorosas) que se asocian también a los cólicos del lactante, y que no facilitan el desplazamiento de las heces hacia el exterior. Estos movimientos también pueden estar alterados por una enfermedad neurológica (muy frecuente en niños con PCI).

La mayor parte de las veces el estreñimiento es por una alteración del peristaltismo o por la dificultad de éste para expulsar las heces (heces muy compactas o duras), pero hay ocasiones en las que se produce un falso estreñimiento producido por la falta de relajación de esfínter anal que impide la salida de las heces al exterior. En el esfínter hay una zona de control voluntario y otra involuntario, si cualquiera de ellas no se distiende correctamente para poder abrirse y expulsar las heces, nos encontraremos ante un caso de falso estreñimiento (en este caso, las heces cuando salen son más o menos blandas)


El estreñimiento se asocia frecuentemente a gases y a los cólicos del lactante, ya que las heces al permanecer mucho tiempo en el intestino comienzan a descomponerse produciendo burbujas de aire (gases) que no pueden ser expulsados debido al taponamiento producido por las heces y causando dolor y molestias al bebé.

"Mi bebé no hace caca"¿Qué se puede hacer para tratar el estreñimiento?

Lo principal es buscar las causas, en primer lugar ya hemos visto que es normal que el bebé no sea regular, puede hacer varias deposiciones al día o una vez cada 2-3 días. Hay que valorar si hay dolor, irritación, gases... para comprobar el tipo de estreñimiento que es.
  1. Modificar la dieta:  
    1. Lactancia materna; Mientras está tomando el pecho, pueden variarse las posiciones de la toma ya que puede estar ingiriendo aire por falta de sellado, y eso causar las molestias compatibles con los dolores por estreñimiento. La leche materna se adapta a las necesidades del bebé, así que no es necesario abandonar esta práctica. En algunos casos, se puede modificar la dieta de la madre, ya que puede presentar intolerancia a las proteínas de la leche de vaca y eso causar las dificultades digestivas del bebé (consultar con pediatras).
    2. Si está tomando biberón: Comprobar que las proporciones de agua y leche son correctas, no alterar (a no ser por criterio del pediatra) las indicaciones de cada envase.
    3. Alimentación complementaria: Cuando comienza con papillas y purés, introducir los alimentos de forma controlada y progresiva. Escoger frutas (naranja, kiwi, ciruela...) y verduras (judías verdes, puerro...) con un mayor contenido de fibra y  agua. Dar de beber frecuentemente.
  2. Dar un masaje: realizar un suave masaje abdominal (masaje infantil) en el sentido de las agujas del reloj para ayudar a la evacuación.
  3. Relajar esfínter anal: Con nuestras propias manos, cubiertas con un guante (de vinilo preferentemente por si existe alergia al látex), estimular suavemente la zona perianal (que rodea al ano), para conseguir que se abra y permita la expulsión de las heces.
  4. Si es persistente, consultar al pediatra que podrá informaros de diferentes alternativas para tratarlo (cánulas, homeopatía, fármacos,productos naturales...). Es importante que el pediatra os prescriba cualquiera de estos métodos, porque pese a que pueden comprarse libremente en la farmacia, las dosis deberán ser indicadas por el médico.
  5. Desde fisioterapia y osteopatía, se puede mejorar el funcionamiento intestinal y anal, eliminar el dolor y mejorar el bienestar del bebé con técnicas de liberación, elastificación de los tejidos y regulación de los movimientos. En algunos casos, se asocian compresiones nerviosas que hacen que la señal de contracción no sea efectiva y que debe ser tratado en su origen para evitar episodios repetidos de estreñimiento, gases y cólicos.



viernes, 7 de diciembre de 2012

El arte de sentarse

El bebé, de forma innata, es capaz de lograr todas las actividades propias de su nivel de desarrollo, la única condición es que le demos la oportunidad de aprender. La sedestación no es una excepción a esta norma: el bebé, cuando esté preparado, comenzará a sentarse y a explorar las diferentes posturas, sólo necesita el espacio y la motivación adecuadas (a no ser que haya una alteración en su desarrollo en cuyo caso hay que consultar a los profesionales que atienden al niño/a o a expertos en desarrollo infantil).

Una de las claves para saber que el bebé comienza a tener capacidad para sentarse es que, cuando esté tumbado boca arriba, sea capaz de cogerse los pies y llevárselos a la boca. Por lo general, se adquiere entre los 6 y los 9 meses. 

Una vez que el niño/a es capaz de permanecer sentado, adquirirá diferentes posturas que le permitirán cambiar de posición (boca abajo, cuatro patas, de rodillas, de pie...) y le permitirán jugar e interaccionar con el entorno.

Es importante conocer las diferentes posturas en las que el niño/a puede jugar, ya que una postura incorrecta mantenida puede causar alteraciones en el crecimiento óseo y el desarrollo muscular provocando alteraciones ortopédicas en las piernas, pies y columna como antetorsión femoral, valgos y varos de rodilla, escoliosis, cifosis...

En el siguiente documento he reflejado las posturas correctas e incorrectas que puede adoptar un niño/a durante el juego



Una de las posturas habituales que adoptan muchos/as niños/as es la sedestación en W (sentados entre las rodillas). Esta posición es muy cómoda para el niño/a ya que aumenta la base de sustentación, lo que le da una mayor estabilidad, las piernas no le molestan durante el juego y le permite cambiar de posición.


Pese a que la mayoría de nosotros la hayamos utilizado (o sigamos utilizándola), esta posición genera una torsión en el crecimiento óseo a nivel de fémur que se compensa posteriormente con rotaciones y alteraciones de la dinámica de la rodilla y del pie diferentes en función de si los pies están rotados hacia fuera o hacia dentro.