jueves, 27 de septiembre de 2012

Pañuelo vs. aspirador

Como norma general enseñamos a los niñ@s a sonarse y a respetar los convencionalismos sociales y, cuando no son capaces, recurrimos a los aspiradores nasales (de tubo o perilla). Pero, ¿qué pasaría si existiese una alternativa natural, fisiológica y mucho más efectiva?

Empezaré analizando el uso del pañuelo. 

"El acto de sonarse consiste en ejecutar una espiración forzada nasal en un pañuelo con el fin de desprender y expulsar las secreciones nasales" (cita de G. Postiaux, el máximo exponente de la fisioterapia respiratoria).

El freno que produce el pañuelo, impide la correcta salida del aire y hace que aumente la presión en las vías respiratorias. Debido a este freno y la presión interna, el moco se redistribuye por las vías, especialmente va a ocupar la zona del oído y las cavidades sinusales (dando lugar a las otitis, sinusitis y "vegetaciones") cronificando la infección. La velocidad de salida del aire se ve también alterada debido al freno del pañuelo, perdiendo eficacia en la expulsión de las secreciones. Aunque nos sonásemos de forma correcta, impidiendo que el pañuelo obstaculice la salida del aire, el resultado solo se obtendría en la parte anterior de las fosas (la zona del tabique).



Por otro lado, los aspiradores (del tipo que sean), pueden producir lesiones en el oído debido al aumento de la presión (especialmente cuando hay mucha congestión). Deben utilizarse con precaución, sin crear vacío y a velocidad baja-media. Las vías aéreas están preparadas anatómica y fisiológicamente para que el aire entre. Al realizar el movimiento de aire contrario y a alta velocidad, se producen taponamientos, movimientos de las secreciones hacia las zonas más distales y alteraciones del proceso natural de curación. En el dibujo podéis ver la íntima relación que existe entre la nariz y el oído.


La naturaleza nos pide la nasoaspiración, "desde el punto de vista mecánico, aerodinámico y clínico, la nasoaspiración presenta más ventajas que el sonarse, sobre todo en el niño" (G. Postiaux). Los niñ@s y los abuelos (las abuelas menos) utilizan la nasoaspiración de forma natural (y con cuanto más ruido mejor). Al aspirar de forma natural las secreciones, limpiamos la zona interna de la nariz donde se produce el mayor acúmulo de secreciones (vegetaciones), creando una corriente de vibraciones que ayuda a desprender el moco (con mucho ruido). Esas secreciones pasarán al tubo digestivo (donde serán eliminadas por los ácidos gástricos y expulsadas) o pueden ser expulsadas por la boca. Así que escuchemos a nuestro cuerpo y dejémosle que haga su trabajo (aunque en público sigamos utilizando el pañuelo). 
Lavado nasal más nasoaspiración = ¡ adiós mocos!

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